Voy caminando. Por un pasillo. Hay puertas cerradas a la derecha y a la izquierda. El pasillo no tiene final. A veces abro una puerta. A veces traspaso esa puerta dejando el pasillo. Otras veces simplemente abro, miro y cierro la puerta. Algunas veces cuando traspaso el umbral de una puerta es porque lo que he vislumbrado y me gusta, me atrae. Otras veces es simplemente porque lo que hay dentro lo necesito, por ejemplo comida, o un aseo. A veces son habitaciones pequeñas y otras veces grandes salones, como mundos aparte. Pero la forma de salir es volver al pasillo, no hay otra. Unas veces me quedo mucho tiempo dentro de una pequeña habitación y otras veces me voy rápidamente de un salón enorme y muy bien iluminado. A veces, si me acuerdo cómo encontrarla, vuelvo para abrir una puerta que comunica con algún sitio donde ya estuve y me gustó, también puedo volver porque necesito algo que hay allí. Pero donde más seguro me siento es en el pasillo, ese pasillo sin fin y lleno de puertas...
28 de Enero de 2011
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